El
litoral del Parque Natural de Oyambre se ve interrumpido por la
presencia de dos sistemas de estuarios: el de San Vicente de la
Barquera con sus dos brazos de agua, la Marisma de pombo y la
Marisma de Rubín; y el de Oyambre, también con dos brazos de
agua, la ría de Capitán y la de la Rabia.
Estas
rías han ido formándose en los últimos 20.000 años mediante
procesos geomorfológicos ligados al ascenso del nivel del mar y
al proceso erosivo de los cuatro ríos. El resultado ha sido la
aparición de amplias extensiones de agua que penetran hacia el
interior del territorio y que reciben un suministro de agua
dulce de los ríos que las originaron. A su vez, las rías
están sometidas a los ritmos mareales, quedando la superficie
inundable prácticamente seca en los periodos de bajamar. Esta
dinámica fluvial y mareal general unas características muy
especiales en los estuarios, dando lugar a unas formas de vida
diversa y complejas.
En
sus fondos viven gran cantidad y variedad de moluscos, cuyas
larvas plantónicas junto a otros organismos bentónicos
(berberechos, almejas, navajas, ostras, quisquillas, cámbaros,
gusana roja, gusana blanca, cocos...), son la fuente de
alimentos de peces como lenguados, lubinas, jarguetas, doradas,
mubles, lochas y anguilas, sobre todo en sus fases jóvenes.
Así mismo, estos lechos arenosos son el sustento de gran
variedad de plantas que además de alimento para especies
herbívoras y estabilidad para los fondos, aportan al agua
nutrientes y oxígeno.
Durante
la bajamar, los fondos los estuarios quedan al descubierto y
sirven de alimento para numerosas aves: garzas, correlimos,
zarapitos, archibebes, agujas, zampullín chico, ánade real,
focha, ... y en alguna ocasión, cisnes y barnaclas carinegras.
Las zonas marismeñas, complemento habitual de los estuarios,
permiten gracias al desarrollo de una densa vegetación
palustre, el asentamiento y cría de diversas especies de aves.
Los
estuarios del Cantábrico, y en concreto los del Parque Natural
de Oyambre, desempeñan un papel importante en la supervivencia
de gran número de aves acuáticas europeas, ya que son
utilizados como áreas de refugio y alimentación, en sus
migraciones hacia el sur de España y el continente africano.
La
presencia de estas aves, incrementa el valor ecológico y
natural de estas zonas, dado que en muchas ocasiones, la
supervivencia de estas aves se encuentra íntimamente ligada a
la conservación de los ecosistemas de estuario.
En
el Parque Natural de Oyambre se pueden encontrar como
residentes, dado que crían en su territorio, el zampullín
chico, el ánade real o la focha, mientras que como invernantes
es posible observar al somormujo lavanco, la garza real, el
zampullín cuellinegro, el tarro blanco, el ánade rabudo o el
porrón moñudo, e incluso en determinadas ocasiones, cisnes o
barnaclas carinegras.