
Santander
combina un entorno urbano con lo esencial de Cantabria: playas,
paisaje, naturaleza, gastronomía y cultura. La ciudad se ordena
en torno a un gran puerto natural, utilizado desde antes del
imperio romano. El entorno paisajístico es privilegiado, con
amplios espacios verdes y playas, destacando la zona de
Mataleñas, Sardinero y La Magdalena, donde tuvo su residencia
estival Alfonso XIII. A poca distancia de la ciudad se
encuentran la ribera sur de la bahía y la franja costera que
llega hasta la desembocadura del río Pas, con algunas de las
mejores playas de la región, muy utilizadas en verano pero que,
para quienes acierten a encontrarse en la zona en los primeros
días de la temporada playera (mayo y junio) estarán
prácticamente desiertas.
La
costa situada al norte de la ciudad, recientemente convertida en
parque natural, es escarpada y rocosa. En ella se concentran, en
las épocas de migración, numerosos aficionados para observar
las aves de paso. A escasos kilómetros se encuentra el Parque
Natural de las Dunas de Liencres, el sistema dunar más extenso
de todo el litoral cantábrico. Al sur de la bahía está el
Parque de Peña Cabarga, cuya cumbre ofrece una impresionante
panorámica de casi toda Cantabria. En sus faldas se encuentra
el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, el zoológico más
extenso de Europa, donde se pueden observar tigres, elefantes,
jirafas, hipopótamos, etc., en recintos tan grandes que parecen
estar en libertad.
Santander
conserva muy poco de su casco viejo, destruido en 1941 por un
incendio que alcanzó incluso a su catedral. El templo, hoy
totalmente restaurado, de un estilo gótico caracterizado por su
austeridad, se encuentra en un lugar elevado que en la
antigüedad fue la entrada del puerto, construido sobre las
ruinas de un asentamiento romano preexistente, cuyos restos se
observan en la capilla románica del Santo Cristo.
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información http:// www.turismo.cantabria.org